viernes, 14 de mayo de 2010

Modesta y caprichosa Guía para viajar en el tiempo. Autor desconoido.

Querido lector, tomará poco “tiempo”. No le puedo prometer que ese tiempo será efímero y veloz como la mirada prudente de los amantes prohibidos. Tampoco me animaría a prometerle una elevación de su alma luego de esta lectura. Tal ves estas ideas hoy sean anacrónicas, y el tiempo se haya esfumado como aquel crepúsculo vivido en soledad. No puedo prometer. Solo permítase, y ayúdeme a soñar.

Lo invito a despojarse de toda creencia formada sobre la ciencia metodológica y cotidiana que nos asfixia. A olvidar por poco “tiempo” todo basamento de su fe religiosa que lo asiste en estos momentos. Solo se requiere capacidad para soñar y fe en uno mismo.

Me veo en la obligación de advertirlo respecto de la “modestia” de esta guía. Es tan modesta que una vez que viaje en el tiempo, solo le brindará exiguos consejos para manejarse en esa dimensión. Tal es la modestia que cubre este escrito que no pretenda encontrar un “paso a paso” como las guías a las que tal vez Ud. pudiera estar acostumbrado. Escrutar y seguir esta guía requiere que el lector (Ud. mi querido lector) haga un esfuerzo de proporciones. Después no resople quejándose, se lo advertí es apenas una modesta guía. Y el mote de guía tal vez sea uno de los tantos caprichos…

Los caprichos responden a simples circunstancias que influencian el estado de ánimo de este autor. Los hay por doquier a lo largo de esta guía, no se exalte ya los descubrirá.

A esta altura Ud. se preguntará como es que viajaremos en el tiempo. Tal vez su imaginación, puesta al servicio del seguimiento de esta guía, ya esté elucubrando metales, cables, destellos, luces, humos. No pierda “tiempo” (no tenemos demasiado…), solo “permítase soñar”. Solo con desearlo intensamente, tenga fe en que una divinidad le permitirá viajar en el tiempo. Un fuerte deseo, un abrir y cerrar de ojos y habrá viajado en el tiempo.

Si ha llegado hasta aquí hay dos posibilidades, curiosidad (muy a mi pesar) o sentidas ganas de explorar un viaje en el “tiempo”.

Supongamos que ya ha predispuesto su espíritu para viajar en el “tiempo”, no podremos avanzar sin antes formular una consulta de rigor. Hacia donde quisiera, Ud. mi querido lector, viajar: al “PASADO” o al “FUTURO”. Le pido las disculpas del caso, tal vez Ud. ya intuyó hacia donde vamos, o tal vez Ud. ya pergenio en sus pensamientos más profundos hacia donde desea experimentar la transportación. Es una pregunta de rigor, no olvide que este escrito pretende el mote de guía.

Permítaseme el capricho (al menos literario) de adivinar que sus profundas intensiones son viajar al pasado. Y discúlpeme querido lector que insista con las preguntas: “Pensó para que quería viajar al pasado”.
Si aún no ha resuelto en sus foros más íntimos el para qué quería viajar al pasado, permítame que lo ayude. Y espero pueda disculparme si no encuentro cuestiones mundanas y cotidianas para incitarlo al viaje. No pierda de vista la modestia y el capricho que identifican cada párrafo de esta guía.

Motivo Primero y Único
Regresar a un momento que añora. Que atesora en lo más profundo de su alma. Un momento del cual siente profunda nostalgia, sin tristeza. Mucha nostalgia. En este momento el idioma no me acompaña, o tal vez no encuentro un vocablo lo suficientemente significativo. Para ser más claros, y no malgastar el “tiempo”, pongámoslo en estos términos: Regresar a un momento por el que siente “saudades”. Inconfundibles “saudades”.

Si ya descubrió ese momento al cual quiere retornar, comience a procesar la fe en este método, entorne los párpados, sienta el batir de su alma acompasada con el propio corazón, y viaje…

Si ya llegó a ese momento tal vez lo embargue el “desasosiego”, es natural. Está allí, y nunca imaginó ni en sueños que volvería. Pero está allí.

Consejo: disponga todos los sentidos y regocije su espíritu. Complazca su olfato y nútrase de los “sutiles aromas” que inundan la estancia. Llene sus pupilas con esas “facciones” olvidadas en efímeros recuerdos. Deguste el sabor de esos besos tiernos y prohibidos que no se concretaron. Escuche el silencio que emana aquella “imagen” añorada. No sienta el “vacío” que otrora lo invadía, aún le queda el sentido que brota del alma y le puede resguardar y cobijar en este momento de “ensueño”.

Querido lector, si aún mantiene indemne la fe en Ud. mismo y en esta modesta guía podrá repetir los viajes para cada uno de los momentos que le provocan esa dulce “melancolía”, y que aún con el paso del tiempo son incapaces de “desvanecerse”.

Aclaración: el motivo del viaje es único, por cuanto haber colocado una colección de motivos hizo temer a este autor por la posibilidad de entrar en la debilidad de querer viajar para reparar cuestiones más corrientes que las meramente sentimentales. También por capricho.

Despedida: hizo bien en escoger el viaje al PASADO, dejemos el viaje al FUTURO para que el destino, sólo el destino nos conduzca sin prisa…

Mi ofrenda por su atención es dedicarle esta guía para que la use, junto a su imaginación, a discreción para vivir esos momentos del ayer, con el corazón latiendo al ritmo de hoy.

2 comentarios:

  1. Estimados
    La publicacion de hoy es un aporte de EDUARDO, que a la vez corona el tema de hoy con una reflexion de Jorge Luis Borges:
    “(…) el tiempo es más real que nosotros. Ahora, también podría decirse –y eso lo he dicho muchas veces– que nuestra sustancia es el tiempo, que estamos hechos de tiempo. Porque, podríamos no estar hechos de carne y hueso: por ejemplo, cuando soñamos, nuestro cuerpo físico no importa, lo que importa es nuestra memoria y las imaginaciones que urdimos con esa memoria. Y eso es evidentemente temporal y no espacial.”

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  2. Hoy por la maniana deje un comentario... nunca aparecio!
    :^(

    Abrazo ger!

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